jueves, 2 de julio de 2015

EDUCAR EN VALORES LA PERSEVEREANCIA

Educar en valores. La perseverancia

La perseverancia debe ser un esfuerzo continuo

La perseverancia es un esfuerzo continuo, supone alcanzar lo que se propone y buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir, un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto.
Con perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo. El estudio siempre implica paciencia y perseverancia para su conclusión. Por esto es muy importante que los niños aprendan a ser perseverantes. Les brindará de estabilidad, confianza en sí mismos y madurez



La perseverancia se aprende con ejemplos. Que los padres, así como los profesores del niño, le enseñen qué es ser perseverante a través de sus acciones. Lo lograremos si somos constantes en nuestras actividades y nos anticipamos a los obstáculos, si tenemos firmeza frente a las dificultades, si enfrentamos los retos sin miedo, con un compromiso pleno y decidido para cumplir con nuestra tarea, o la actividad que sea.

El niño puede aprender a ser perseverante

El niño puede aprender a ser perseverante en distintos ámbitos y lugares. Por ejemplo:
- En los estudios
- Con los deberes
- Con los problemas y dificultades
- Jugando, perdiendo o ganando
- Con sus ilusiones y metas
- Teniendo el apoyo de sus padres
- Sabiendo que puede aprender de las experiencias buenas y malas
- Percatándose de que vale la pena luchar por lo que se quiere
- Cuando tiene que cumplir una tarea para conseguir lo que quiere
- Teniendo en cuenta sus triunfos y éxitos
- Recibiendo la enhorabuena por sus buenas notas
- Identificando sus errores y sus fallos y buscando la forma de no repetirlos
- En sus participaciones en tareas de equipo
- Con la realización de un deporte
- Cuando recibes impulsos y estímulos de sus padres
- Haciendo manualidades

DEFINICION DE PERSEVERANCIA


Del latín perseverantia, la perseverancia es la acción y efecto de perseverar. Este verbo hace referencia a mantenerse constante en un proyecto ya comenzado, una actitud o una opinión, aún cuando las circunstancias sean adversas o los objetivos no puedan ser cumplidos. Perseverar también es durar por largo tiempo.

Como es sabido, la perseverancia es la clave del éxito en la mayoría de los emprendimientos, y puede aplicarse a campos tan diversos como el trabajo físico, el estudio y las relaciones amorosas. En todos los casos, se debe tener un objetivo claro, una meta que justifique el esfuerzo y la dedicación en un período de tiempo generalmente extenso.
A lo largo del camino hacia el cumplimiento de dicho objetivo, la frustración es uno de los peores enemigos de todo emprendedor; para evitar autoconvencerse de que no vale la pena continuar luchando, es esencial estar preparado para los intentos fallidos, que son tan naturales como los triunfos.
Justamente en saber aceptar los propios fracasos como parte integral de la vida y convertirlos en recursos reside el secreto de la victoria. Tomando como ejemplo el estudio de un idioma extranjero, se suele creer que quienes comienzan de pequeños aprenden mejor que los adultos, y que tienen un menor índice de deserción. La explicación más común para dicho fenómeno gira en torno a la edad, alegando que cuanto más joven es una persona, más predispuesta se encuentra a incorporar una nueva estructura lingüística.
Sin embargo, adoptando una visión más constructiva, podemos asumir que quienes se embarcan en un estudio en su madurez suelen cometen un error que los niños, no. Este elemento contraproducente es el miedo, y se origina en un constante análisis de las probabilidades de fracaso, de la falta de tiempo o de lucidez, en pensar si vale la pena invertir tiempo y dinero en una actividad que, quizás, sea demasiado para nosotros. Los niños, en cambio, suelen encarar el aprendizaje de una manera más pasiva; no necesitan buscar el conocimiento, ya que éste llega a ellos.
La perseverancia aparece en los peores momentos, justo cuando todo parece desmoronarse frente a nuestros ojos; su recompensa, por otro lado, es directamente proporcional a la angustia y la desolación que sentimos antes de adoptarla como actitud para nuestras batallas.
En las relaciones interpersonales, los roces y el desencantamiento son dos elementos inevitables; los años de convivencia sacan a la luz diversas características negativas de las personas que no se evidencian mientras existe una cierta distancia. Muchas veces, ante el descubrimiento de los defectos ajenos, el interés por formar parte de una pareja o de un grupo de amigos decrece; cuando llega este punto crucial de un lazo afectivo, se presentan tres caminos bien diferenciados: el corte de la relación; la negación del problema, que acarrea malestar y frustración; la perseverancia.

PERCEVERANCIA

Qué es Perseverancia:

El término perseverancia proviene del latín perseverantia, que significa constancia, persistencia, firmeza, dedicación o tesón, tanto en las ideas, como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de los propósitos y también en las resoluciones del ánimo. La perseverancia también se refiere a una duración permanente o continua.
La perseverancia es la capacidad para continuar y seguir adelante a pesar de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el desánimo, el aburrimiento, o la tendencia o los deseos de rendirse o abandonar ante una situación. Por lo tanto, una persona perseverante persigue sus objetivos con tesón, es dedicada, acaba lo que ha empezado, se mantiene concentrada y trabajando en su tarea con constancia, y si fracasa vuelve a intentarlo mejorando el método. Por lo general, son optimistas y con un estado de ánimo positivo, tienen una alta autoestima y una alta capacidad de autocontrol.
En cualquier circunstancia de la vida, se debe tener un objetivo claro o una meta que justifique el esfuerzo y perseverancia o dedicación en un período de tiempo generalmente extenso. Por eso, se dice que la perseverancia es la clave del éxito en muchas situaciones, aunque se debería decir que la clave del éxito es saber cuándo perseverar y cuándo no. Porque, por otro lado, perseverar puede ser negativo, ya que se puede gastar mucho esfuerzo y tiempo en algo que no produce ni va a producir ningún resultado. Por tanto, una persona debe saber no sólo cuándo perseverar, sino también hasta qué punto y cuándo es más inteligente abandonar y centrar nuestros esfuerzos en algo diferente.
La perseverancia también es importante y forma parte del desarrollo de la persona y de las relaciones interpersonales, ya que en toda relación entre dos personas alguna vez hay conflicto y es necesario un gran esfuerzo para resolver esos conflictos, no tener miedo al fracaso o a los errores, y tener un control de los problemas y superarlos para mejorar, crecer personalmente y continuar viviendo.
La perseverancia ayuda, pero no garantiza, o aumenta la probabilidad para alcanzar metas difíciles, y ayuda a valorar más los logros obtenidos.